El próximo 21 de noviembre comienza el mundial de fútbol de Qatar.
Desde 2010, en que se anunció que Qatar sería el organizador del mundial de fútbol en 2022, han muerto, que se sepa, más de 6.500 trabajadores inmigrantes provenientes de India, Pakistán, Bangladesh, Filipinas, Kenia y Nepal, mientras construían los estadios, autopistas, vías férreas, un nuevo metro, la ampliación de su aeropuerto, y en el servicio doméstico. Estas personas no son una estadística, tenían nombre y apellidos, una familia, un futuro…
- Por las condiciones de corrupción en las que se adjudicó a Qatar este mundial: hasta llevó a la cárcel a Michel Platini, antigua estrella del fútbol francés y en aquellos días presidente de la UEFA.
- Por las condiciones de falta de respeto a los derechos humanos en las que viven sus habitantes, el 90% de la población son emigrantes sin derechos.
- Y sobre todo por las condiciones en que se han construido los estadios y todas las demás infraestructuras, a base de emigrantes pobres bajo el sistema de semiesclavitud de “kafala”. En dichas obras han muerto más de 6.500 personas, por las condiciones laborales de salvaje explotación: jornadas interminables al sol del desierto, salarios que no se pagan, viviendas insalubres…
Y todo ello para mayor gloria del Emir y su familia (Al Thani), que gobierna el país desde mediados del siglo XIX.
Somos de la opinión, como Eric Cantona, Tim Sparv, capitán de la selección de Finlandia y muchos otros, que no se puede jugar un mundial así.
Nos gusta el fútbol, verlo, jugarlo… pero no se juega en un cementerio.
Llamamos al boicot a este mundial.
Puedes encontrar más información en la web: noalmundialdelaverguenza.net
Y unirte a la campaña de recogida de firmas: change.org/noalmundialdelaverguenza.
La paz es fruto de la justicia y de la defensa de los derechos humanos.
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